Arriba de las nubes

     Fue amor a primera vista. Bueno, en realidad no, pero desde el principio fue alguna especie de cariño. Después el cariño fue creciendo, mas tarde ese cariño se transformo en amor, y al final ese amor se convirtió en polvo.
     Pero el principio. El principio fue un vino en un bar una noche cualquiera, pero inesperada.  Y otro una noche que los dos esperaron. Y al mes un almuerzo con cafecito incluido, y a los tres meses ya se conocían hasta el ultimo pelo y los entreveros de cada sonrisa según su forma, intensidad y duración. Con el tiempo empezaron a necesitarse, necesitaron la sonrisa y el reproche, los cafecitos confidentes, las vueltas desconocidas y los lugares comunes.
     Ni se dieron cuenta, pero un día a todo eso tuvieron que ponerle el rotulo de 'amor'. Y no un amor cualquiera, no era un amor infantil, no era un amor de verano (lo admitieron en pleno invierno) y no era un amor platónico. Era un amor profundo, intenso, inconfundible e incontrolable. Pero también imposible. O, por lo menos, poco probable. Poco fácil, o mas bien muy difícil. Tuvieron que admitir que, por mas que lo gritaran orgullosos, el mundo (el pequeño) era un poco sordo para escuchar sus alaridos de amor. Sin embargo, la cosa no terminó. No encontraron la manera (digamos que tampoco intentaron mucho) de decirse adiós. Descubrieron las bondades de lo oculto, del silencio hermético, amor en susurros. Y empezaron a sentirse cómodos ahí adentro, libres, auténticamente libres, al menos hasta que devolvían los pies al piso. Pero entonces se hizo un habito. Y el habito empezó a consumirse, y fue mas firme, mas necesario y mas urgente que la realidad; y el amor fue como el aire.
     Y al final ese amor se convirtió en polvo.  El silencio consume, los susurros se vuelven exhaustos, y el mundo, sin embargo, seguirá por siempre sordo. Con el corazón estrujado dijeron finalmente adiós. Ella termino con el alma partida al medio y la confianza en el amor se le fue al tacho, aunque con el tiempo se olvidó que tenía que desconfiar.. Él salio adelante sin mucho esfuerzo, guardó bajo llave el pedacito de corazón que se le había caído y cada tanto volvía a mirarlo, seguro del amor, pero seguro de ese amor, seguro que existió y seguiría existiendo siempre un amor que viera las nubes desde bien arriba. Con los años lo fue mirando cada vez menos. Hasta que por fin perdió la llave, y termino conformándose.


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