Te miro y te escucho y te siento y te pienso. Y no me alcanza, necesito más. Mirarte para qué, si me voy a volver invisible solo para que no me notes cerca. Escucharte para qué, si no decis nada que valga la pena; si me quedo muda cuando me respiras cerca; para que sentirte, si se de antemano que me va a doler; para que pensarte, me pregunto yo, si con pensar tanto no resuelvo nada, ahí sigue tu fantasma, de juerga con mi miedo.

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